El informe anual de la AIE recientemente publicado, pronostica que la demanda de petróleo, gas y carbón, los principales responsables del cambio climático, tocará techo a finales de esta década, mientras se avecina un periodo de precios bajos debido al exceso de producción. Paralelamente, los analistas de esta agencia prevén que antes de 2030 se logrará que la mitad del consumo de la electricidad mundial se cubra con fuentes de bajas emisiones (mayoritariamente renovable, aunque también otras tecnologías como la nuclear) gracias al ritmo sin precedentes en el que se están desplegando la solar y la eólica en el mundo.
Por otra parte, la AIE estima que antes de 2030 las emisiones mundiales alcanzarán su techo para luego caer. De la intensidad y velocidad a la que se reduzcan las emisiones durante los próximos 25 años dependerá cómo de grande sea el problema del cambio climático para esta generación y las siguientes. En estos momentos, debido a los gases expulsados hasta ahora, el planeta es de media ya 1,2 grados Celsius más cálido que en la era preindustrial. El objetivo más ambicioso del Acuerdo de París contra el cambio climático pasa por no superar a finales de este siglo la barrera de los 1,5 grados. Pero los planes actuales de los gobiernos (que contemplan esa caída de las emisiones de solo un 1% anual entre 2030 y 2050) llevarán a un calentamiento de unos 2,4 grados. Para conseguir cumplir la meta de los 1,5 grados, se requieren aumentar mucho más la velocidad y una tasa de reducción anual del 15%.
Este informe llega a menos de un mes del inicio de la cumbre del clima anual de la ONU, que este año se celebra en Bakú, capital de Azerbaiyán. En la anterior, celebrada en Dubái, las naciones se comprometieron a triplicar la potencia renovable en 2030 respecto a los niveles de 2022. Al ritmo actual, en el escenario menos ambicioso, para 2030 esa potencia se habrá multiplicado por 2,7, cerca del objetivo de Dubái.