El año pasado, la movilidad eléctrica dio un gran salto en España. Los puntos de recarga de acceso público, una de las debilidades para el desarrollo de los vehículos electrificados, aumentaron un 38%, pasando de 13.300 a 21.500. Mientras, las matriculaciones de vehículos eléctricos puros e híbridos enchufables (la gran mayoría, coches) aumentaron casi un 21% y ya son una flota de más de 325.000.
Según los datos, hechos públicos en la sede del Ministerio para la Transición Ecológica, el crecimiento fundamental se ha dado en puntos de recarga: el año pasado se instalaron casi 8.200 nuevos puntos, ampliando la red hasta los más de 21.500. De ellos, el 65% tienen una potencia de más 22 kilovatios (kW) y, de estos, el 30% son rápidos y de alta potencia (de 50 hasta 400 kW). Además, hay otros 7.400 puntos instalados pero no operativos todavía por falta de licencia de las administraciones públicas, gestión de las distribuidoras eléctricas u otros problemas.
El Ministerio de Transición Ecológica tenía un objetivo de llegar a 100.000 puntos de recarga este año, un objetivo prácticamente imposible de cumplir. En cualquier caso, la media de uso nacional de cada punto es todavía del 4%. El ministerio también tiene pendiente publicar un mapa con la ubicación de estas infraestructuras, algo en lo que ya están trabajando.
En cuanto a la venta de vehículos eléctricos (puros e híbridos enchufables), ha seguido una progresión exponencial, multiplicando su número por más de cinco en un lustro: de los 18.900 de 2018 a los 100.000 de 2022. En este caso, sí se han sobrepasado los objetivos del Gobierno, que pretendía llegar a las 250.000 unidades a finales de año. Esos 100.000 vehículos suponen casi el 13% del total de los 800.000 coches vendidos en el país el año pasado.
Otro de los factores que impulsará el cambio de coches de combustión por eléctricos es la puesta en marcha de zonas de bajas emisiones (ZBE) en las 149 ciudades españolas más grandes. Se trata de áreas en el centro de las ciudades que ponen limitaciones a los vehículos de gasolina o gasoil, mientras que facilitan el paso de los eléctricos. Por ley, las nuevas ZBE deberían haber arrancado el pasado 1 de enero, pero la mayoría de las urbes las está posponiendo para después de las elecciones municipales de mayo. Las únicas dadas a conocer este año, las de Sevilla y Zaragoza, son pequeñas y con pocas restricciones. Madrid y Barcelona sí que cuentan con dos áreas restringidas grandes.