El Tratado Global de los Océanos creará santuarios para proteger el 30% de las aguas internacionales. Falta especificar los mecanismos para la distribución justa de los recursos que hasta ahora explotaban algunas compañías y países.
«El barco ha llegado a la orilla», con estas palabras y visiblemente emocionada, anunciaba Rena Lee, presidenta de las negociaciones, que la ONU ha alcanzado al fin el consenso para aprobar el Tratado Global de los Océanos. Este acuerdo permitirá crear zonas de protección marina en aguas internacionales y es clave para poder cumplir el objetivo de restaurar y conservar el 30% de las «zonas terrestres, aguas continentales y costeras y marinas», fijado en la Cumbre sobre Biodiversidad, celebrada en Montreal (COP15).
El también conocido como Tratado BBNJ (Biodiversity Beyond National Jurisdiction) protege y regula el uso de las áreas situadas fuera de las jurisdicciones nacionales, que representan más del 60% de los océanos, lo que equivale a casi la mitad del planeta. Los recursos genéticos marinos y cómo repartir esos beneficios han sido los principales puntos de discrepancia. El Secretario General de la ONU, Antonio Gutérres, ha destacado que gracias a este acuerdo se podrán contrarrestar los daños causados a los océanos ahora y para las generaciones del futuro. «Es crucial para abordar la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación».
Organizaciones de defensa ambiental y marina de todo el mundo, agrupadas en la Alianza de Alta Mar, han calificado de «histórico» este tratado de la ONU para proteger los océanos. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha destacado que es un enorme paso para proteger legalmente con «santuarios oceánicos» la vida marina y adaptar «la gobernanza» de la altamar al siglo XXI.
«La acción humana amenaza los ecosistemas marinos»
Los océanos ejercen como salvavidas frente al cambio climático, ya que están absorbiendo una gran cantidad de energía, alrededor del 23% de las emisiones anuales de CO2 antropogénico a la atmósfera y, por tanto, suavizan el impacto del calentamiento global. Se estima que desde 1970, los océanos han absorbido más del 90% del exceso de calor en el sistema climático. En consecuencia, han aumentado el número e intensidad de las olas de calor marinas, letales para las especies que habitan en los océanos.